En el contexto económico y laboral actual, ser productivo en el trabajo es una prioridad a todos los niveles dentro de una empresa. Optimizar el tiempo de trabajo no es tarea fácil debido a las numerosas interrupciones a lo largo del día y la gran cantidad de tareas que cada día recoge nuestra agenda. Ser productivo parece algo casi imposible, sin embargo, la productividad es una cuestión de organización y de cambiar algunos hábitos. Así que, esta es la buena noticia, la productividad se puede entrenar y solo bastará con que pongas en marcha algunas buenas prácticas.
1. Organización. Es primordial que destierres la multitarea de tu vida. Prioriza las acciones cotidianas que tienes que llevar a cabo. Es esencial que no dejes que los e-mails tomen el control de tu jornada. El 65% de los empleados comprueban su bandeja de entrada cada 5 minutos y el e-mail, además de ser una excelente herramienta de comunicación, es una de las principales distracciones que acaban con la productividad. Establece unos horarios fijos para consultar tu e-mail. Por ejemplo, al principio y al final de la jornada.
Además de los e-mails, las reuniones son otro gran escollo para nuestra productividad. Cuando vas a convocar una reunión piensa, ¿podría solventarse ese tema sin necesidad de reunirse? En caso de que llevar a cabo una reunión sea estrictamente necesario, procura prepararla bien. Casi un 30% de los empleados no sabe qué tiene que hacer cuando sale de una reunión. Establece una agenda y, al finalizar, haz un resumen con las tareas que tiene que hacer cada integrante del equipo y en qué tiempo debe llevarlas a cabo.
2. Uso correcto de las tecnologías. Para ser productivo, es obligatorio limitar las distracciones tecnológicas. Aplicaciones, páginas web y notificaciones del teléfono nos distraen de nuestro objetivo. Es necesario que hagas un buen uso de la tecnología y utilices solo aquellas herramientas que van a contribuir a la mejora de tu productividad, eliminando de tu entorno la tecnología que lo impida. Por doloroso que sea.
3. Ergonomía. Estudios demuestran que la ergonomía del puesto de trabajo y el entorno físico juegan un gran papel en favor de una mejor productividad. La luz natural, una correcta postura, la pantalla de tu ordenador bien posicionada a la altura de tus ojos o las plantas naturales pueden contribuir a mejorar tu productividad. Un entorno físico agradable y cómodo favorecerá que disminuya tu fatiga y, por lo tanto, seas más eficiente.
Como ves, son hábitos o medidas muy, muy fáciles de llevar a cabo y tu productividad será la gran beneficiada. ¿A qué esperar para ponerlos en marcha?