El mango es una fruta tropical altamente nutricional y, además de un gusto único, cuenta con muchos beneficios para la salud. La forma más común de consumirlo es al natural (añade unas gotas de limón para potenciar su sabor), pero también es un complemento perfecto para otros platos como ensaladas, pescados o el pollo.
Existen numerosas variedades de mango, dependiendo de su origen, y cada una tiene una composición diferente pero todas tienen algo en común, su gran cantidad de agua.
Su sabor es dulce y refrescante y es una gran fuente de sustancias antioxidantes. Además, el mango proporciona un grupo de enzimas digestivas que ayudan al cuerpo en su función de descomponer alimentos, ayudando a la digestión y reduciendo la sensación de ardor.
Consumir mango con frecuencia puede ayudarnos a prevenir ciertos tipos de cáncer como el cáncer de mama, colon, próstata o la leucemia.
Si quieres incluir mango en tu dieta de adelgazamiento, será mejor que lo incluyas en su fase más prematura, cuando aún está verde, ya que el mango maduro contiene más azúcar. Otro de los beneficios de consumir mango verde es que aumenta la secreción de ácidos biliares, limpiando los intestinos de bacterias infecciosas.
Asimismo, el mango es una gran fuente de potasio y magnesio, ambos relacionados con la regulación de la presión arterial. Su contenido en vitamina C y fibra ayuda a reducir el colesterol malo, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades del corazón.
Esta fruta está llena de vitamina K ¿Para qué sirve esta vitamina? Nos ayuda a absorber el calcio necesario para mantener fortalecidos los huesos. El mango es, por tanto, un gran aliado en nuestra lucha contra la osteoporosis.
Está claro que el mango, además de sabroso, es una gran ayuda a la hora de cuidar nuestra salud.
