¿Cómo afrontar las vacaciones de verano?

La crisis sanitaria provocada por la aparición del coronavirus ha sido una de las pruebas más duras a las que nos hemos tenido que enfrentar, tanto como sociedad como a nivel individual. El confinamiento ha supuesto tener que trabajar, seguir el ritmo escolar, realizar las tareas domésticas diarias, relacionarnos con nuestra familia y amigos y, absolutamente todo, desde las mismas ‘cuatro paredes’.

No cambiar de escenario ha podido ser algo complicado para lidiar con el estrés derivado de la preocupación y el desconcierto ante la situación vivida.

Este año más que nunca necesitamos unas vacaciones para desconectar y recuperar fuerzas. La perspectiva de organizar un viaje, alejarte de casa y, sobre todo, temer un nuevo rebrote quizá te genere ansiedad y estrés.

 

El síndrome de la cabaña

La capacidad de adaptación del ser humano es tan grande que al final muchos han acabado por acostumbrarse a la rutina del confinamiento. El hogar se ha convertido en un refugio cómodo y seguro y ahora invade el miedo al alejarse de él. Este trastorno asociado al miedo a salir de un entorno que consideramos seguro (aun no siendo el ideal) es conocido como síndrome de la cabaña.

El miedo al contagio, haber disfrutado de nuevos hábitos durante el confinamiento y otros temores completamente lógicos y adaptativos (y en cierto modo hasta recomendables porque nos mantienen alerta) son los causantes de inseguridades o recelos que todos podemos sufrir. Superarlo es sólo cuestión de ser flexibles con nosotros mismos y tomarnos nuestro tiempo para hacerlo.

 

Recuperar la normalidad

Nos encontramos ante un escenario nuevo que habrá que ir conquistando poco a poco, siendo evidentemente más complicado para quienes hayan sufrido pérdidas o situaciones traumáticas.

Volver a la normalidad después del estado de alarma es un proceso que implica la recuperación progresiva de las rutinas a fin de hacer más llevadera la transición. Madrugar, vigilar la hora de irse a dormir y realizar actividades que estimulen ayudará a recuperar la sensación de normalidad.

Conviene plantearse objetivos asequibles sin compararse con los demás. Cada persona tiene sus circunstancias y su propio ritmo. En cualquier caso, sentir miedo, tristeza, ira y dolor ante las complicaciones derivadas de la crisis sanitaria y económica es algo natural y razonable.

 

Necesidad de desconectar

Todos necesitamos un descanso. Esto incluye a los niños, que durante este tiempo han sabido adaptarse a las circunstancias como unos verdaderos campeones. Pensar en que alejarse de su lugar de residencia habitual va a influir positivamente a su desarrollo es un buen aliciente para superar nuestra reticencia a hacerlo.

Si sigues confinado ahora que puedes salir no te liberarás del miedo ni la ansiedad. Cambia el enfoque mirándolo desde una perspectiva positiva en la que veas como una ventaja aprovechar este desconfinamiento para salir con más fuerza de él.

 

Llega la hora de organizarse

Está claro que las vacaciones van a ser distintas a las del año pasado, pero siguen siendo vacacoines. Extremar las medidas de seguridad e higiene, llevar la mascarilla, mantener la distancia interpersonal, guardar colas para evitar aglomeraciones en comercios son algunas de las diferencias más notables. Pero eso no va a impedir que los niños quieran y puedan disfrutar del fin del curso escolar jugando, corriendo, dándose un chapuzón y disfrutando de la naturaleza, la playa y el aire libre.

 

Planificar las vacaciones con serenidad

Quizá este año no puedas o no te apetezca hacer ese crucero que tenías pensado, ese largo viaje a un país asiático o cruzar el Atlántico en busca de nuevas aventuras. Es hora de buscar otras alternativas y optar por el turismo nacional.

Contempla distintas posibilidades priorizando la seguridad y el bienestar de tu familia. Planificar unas vacaciones en esta situación no tiene por qué generar ansiedad. Tómate tu tiempo para decidir qué es lo que se ajusta más a vuestras necesidades y circunstancias.

La piel en tiempos de mascarillas

El coronavirus ha introducido muchos cambios en la sociedad. Uno de los más visibles son las mascarillas, que se han convertido en un complemento indispensable para la vida diaria. Si bien es cierto que protegen la salud, también lo es que pueden tener un efecto negativo en nuestra piel.

Su constante roce en zonas concretas de la cara nos indica que vamos a tener que darle un cuidado extra, al menos por un tiempo. Una buena crema hidratante va a ser tu mejor aliada para hacerle frente.

 

Preparar a los más pequeños

Irnos de vacaciones es ya una manera de normalizar la situación ante los más pequeños de la casa. Es importante que, antes de las vacaciones en sí, ya hayamos realizado pequeñas salidas en las que se hayan acostumbrado a adoptar las medidas de higiene pertinentes, así como el uso de las mascarillas.

De igual manera, es importante explicarles que algunas cosas serán algo distintas este año y que incluso haya actividades que no puedan realizar. Hacerles ver que es una medida temporal beneficiosa para todos ayudará a quitarle importancia.

En el caso de tener que renunciar a algún plan, pensar todos juntos en actividades alternativas. Elige lugares adaptados a sus necesidades ya que guardar demasiadas colas u otras consecuencias derivadas del coronavirus pueden poner a prueba su paciencia, especialmente si son pequeños.

Y, sobre todo, infórmate bien de horarios y disponibilidad de aforo en los sitios donde tengas pensado asistir ya que en la actualidad es más complicado improvisar.

El verano, un aliado en tu alimentación

Las semanas de confinamiento vividas durante esta primavera van a condicionar nuestro verano en lo que a bienestar se refiere. Cierto descuido en la alimentación, mayor ingesta de alimentos calóricos y dulces, la falta de actividad física, la preocupación, los cambios emocionales… Incluso en nuestra piel es palpable el efecto de la falta de sol y el aire libre.

Por eso, es importante recuperar los buenos hábitos, o adoptar otros nuevos, que te ayudarán a vivir un verano tan atípico como saludable.

 

Las reglas de oro frente al calor

Para disfrutar del verano sin sufrir su lado menos amable, es necesario considerar una serie de recomendaciones y así mitigar las consecuencias de las altas temperaturas en el organismo. 

  • Aplicarse a diario y tantas veces como sea necesario un protector solar adecuado siempre que se salga a la calle, incluso en días nublados.
  • Mantenerse bien hidratado.
  • Llevar gafas de sol de calidad adquiridas preferiblemente en ópticas.
  • Proteger la cabeza con sombreros o gorras.
  • Evitar hacer deporte en las horas centrales del día.
  • No aplicar colonias y perfumes directamente en la piel para evitar la aparición de manchas.
  • Extremar la higiene tanto en la preparación como en el consumo de alimentos.

 

 

Siempre hidratados

Si bien se recomienda beber 2 litros de agua al día, realmente no existe una fórmula universal para todas las personas por lo que hay que matizar que es una cantidad aproximada.

Las necesidades individuales de cada cual están condicionadas por varios factores como el clima del lugar de residencia, la edad y el peso, el nivel de actividad y el estado de salud. Por lo general, se calcula que un adulto debería ingerir entre 30 y 40 mililitros de líquido por cada kilogramo de peso.

Existen personas que aun siendo conscientes de su importancia no llegan a los mínimos recomendados. ¡Cuidado! La deshidratación puede comenzar a hacer acto de presencia con síntomas como ligeros mareos y calambres. Presta atención para evitar males mayores.

Por otro lado, teniendo en cuenta que en verano solemos hacer más vida social, se recomienda moderar el consumo de refrescos, zumos industriales y bebidas energéticas ya que son hipercalóricas y contienen mucho azúcar.

 

Ensaladas, las reinas del verano

Las ensaladas son, sin duda alguna, las protagonistas del verano. Aunque están recomendadas todo el año, es ahora cuando nadie se resiste a su alto poder nutritivo, su variedad y su sabor refrescante.

Es probable que en verano notes las piernas más cansadas de lo habitual. El calor dilata los vasos sanguíneos y por eso la circulación se resiente. El tomate, ingrediente estrella de las ensaladas (y muy rico en licopeno y betacarotenos), mantendrá saludable tu sistema cardiovascular mientras te protege de la radiación solar. De hecho, gracias a sus propiedades antioxidantes y su alto contenido en agua, los vegetales crudos contribuyen tanto a tu hidratación como al bienestar de tu sistema inmunitario.

La versatilidad de las ensaladas permite combinar los distintos grupos de alimentos de los que resultan platos variados repletos de colores y mucho sabor. Las ensaladas saludables suelen coincidir en una serie de premisas como son contener verdura y fruta fresca, aportar proteínas y algunos carbohidratos crujientes para dar textura.

En cualquier casa, con Gourmetadomicilio.es comprobarás que comer en casa o en la oficina nunca fue tan cómodo.

 

Y de postre, fruta

La sandía, la fruta más popular del verano es tan rica en agua que licuándola puedes convertirla en un refresco natural totalmente saludable. Además, también puede presumir de proporcionar vitamina C y B5, betacarotenos, ácido fólico y minerales como fósforo, potasio, magnesio y calcio.

Aparte de estar riquísimo tanto en crema fría como con una buena ración de jamón serrano, el melón contiene provitamina A beneficiosa para la piel y los ojos, vitamina C con propiedades antioxidantes, y potasio que es bueno para los riñones. 

En verano estamos más activos en parte porque los días son más largos. Tras la jornada laboral seguro que sueles desconectar practicando algún deporte. Si haces ejercicio con frecuencia ya sabrás que el plátano, rico en carbohidratos y fibra, es la fruta preferida para reponer energía.