Mirar el teléfono cada diez minutos, comprobar la bandeja de entrada del correo electrónico, estar pendiente de cualquier sonido, mirar por la ventana mientras sueñas despierto, observar a todo el que pasa cerca de tu mesa, pensar en qué vas a hacer de cena… Estas son algunas de las distracciones mentales más habituales durante la jornada laboral.
Sus inmediatas consecuencias suelen ser la falta de concentración, el estrés que genera ver que no avanzas en tu tarea y un sentimiento de culpa pensando que eres la única persona en el mundo a quien le pasa esto. Nada más lejos de la realidad.
El pensamiento disperso
Las distracciones mentales, también conocidas como ‘estar disperso’, afectan a todo el mundo. Piensa detenidamente en cuántas veces estás haciendo algo a la vez que piensas en otra cosa (sobre todo al realizar tareas de forma automática que requieren poca concentración).
Probablemente, si miras a tu alrededor detenidamente verás que hay compañeros en tu misma situación. Si además hablas del tema con ellos, podréis intercambiar trucos y estrategias para salir airosos cuanto esto ocurra.
Recuperar la concentración ¿misión imposible?
¡Claro que no! Controlar las distracciones y mejorar la concentración es posible poniendo en práctica la conciencia plena, es decir, tomando conciencia en todo momento de dónde te encuentras y qué estás haciendo.
Orientada al trabajo, la conciencia plena significa concentrarte en el proyecto en que estás inmerso, prestar atención a los temas que se debaten en una reunión o escuchar atentamente y participar en la conversación que mantienes con un compañero.
Como con todo, el cerebro puede ser entrenado para lograr esta concentración. Solo requiere constancia y práctica.
Practicar la conciencia plena o mindfulness
Llegados a este punto, es posible que sientas curiosidad sobre cómo practicar la conciencia plena, también conocida como mindfulness. Desde la Clínica Mayo ofrecen algunas pautas (y sus beneficios) para dar a conocer este tipo de meditación.
Pasar demasiado tiempo planificando, resolviendo problemas, soñando despierto o con pensamientos negativos puede ser agotador. Uno de los propósitos de la meditación es que seas consciente del momento que vives, a la vez que te ayuda a tener una actitud amable y tolerante contigo mismo/a.
Meditar regularmente contribuye a mantenerte más positivo y enfocado. La práctica de la conciencia plena implica métodos de respiración, visualizaciones guiadas y otras prácticas para relajar el cuerpo y la mente y reducir el estrés.
Los ejercicios simples de mindfulness se pueden practicar en cualquier lugar y en cualquier momento. Las investigaciones indican que activar los sentidos al aire libre es especialmente beneficioso. Algunos ejemplos sencillos son:
- Respira: siéntate, cierra los ojos y respira hondo. Concéntrate en tu respiración sintiendo cómo sale y entra el aire de tu cuerpo.
- Presta atención: en un mundo tan rápido como el actual, intenta dedicarle tiempo a las cosas sencillas. Experimenta con los cinco sentidos. Vive el momento, saboreando la comida, oliendo la naturaleza, escuchando los sonidos del día a día…
- Acéptate: nuestra subjetividad y nivel de exigencia hace que a veces nos tratemos como a nuestro peor enemigo. Mímate.
Los grandes beneficios de la conciencia plena
La práctica de la conciencia plena es cada vez más popular, en parte, gracias los famosos deportistas, actores o reconocidos CEOs que ya lo practican. Actualmente son muchas las grandes compañías que cuentan con programas mindfulness entre sus beneficios sociales.
A nivel laboral, la conciencia plena incrementa la memoria en el trabajo, la flexibilidad y adaptación a diferentes experiencias, la empatía y la regulación emocional. Es evidente que el desarrollo de todas estas capacidades repercutirá de forma directa y muy positiva en el desempeño y bienestar personal de todo el equipo.
Otros beneficios son:
- Mejora la atención: la concentración es un pilar muy importante dentro del mindfulness. Por lo tanto, si lo practicas vas a desarrollar una gran capacidad de control sobre la atención y la concentración.
- Reduce el estrés: la práctica del mindfulness aumenta la capacidad para gestionar y recuperarte del estrés.
- Refuerza la autoestima: si tiendes a ser excesivamente crítico y exigente contigo mismo puedes entrar en una espiral de negatividad, nada beneficiosa para ti ni para tu entorno. La conciencia plena refuerza tu autoestima y la confianza en ti mismo.
- Mejora la calidad de tu sueño: entrenar la atención plena te ayudará a controlar tus emociones y, por tanto, tu estado de ánimo. Por extensión, notarás cómo mejora la calidad de tu descanso, lo que a corto y largo plazo supone enormes beneficios en tu salud y tu productividad.
La próxima vez que las distracciones mentales hagan acto de presencia, pon en práctica estas recomendaciones. Notarás la diferencia.