Cuando reúnes a un grupo de personas, cada una realizando un esfuerzo personal en aras de un objetivo común, pueden suceder grandes cosas. Llámalo sinergia, cooperación o empleados comprometidos con una misma causa. El resultado es el mismo: mejora en el rendimiento y la productividad.
Parece fácil sobre el papel, sin embargo, en la práctica hay que saber gestionar muy bien ciertos aspectos para formar un equipo capaz de trabajar al máximo para conseguir un objetivo común. Por ejemplo, la visión de la empresa.
Como líder, debes conocer a la perfección la visión de la compañía para la que trabajas para poder transmitírsela a los miembros de tu equipo. Los trabajadores deben tener una imagen global de la empresa y de sus objetivos y conocer cómo el trabajo que ellos desarrollan contribuye a su consecución. Si conocen los objetivos de la empresa, saben en qué lugar están dentro de ese engranaje y la importancia que tiene su trabajo para que este funcione, tendrás recorrida una gran parte del camino hacia la productividad.
Transmite la historia de la compañía y el porqué de las cosas a todos los miembros de tu equipo, independientemente de su perfil. Por supuesto, no te olvides de las nuevas incorporaciones. Si conocen la empresa para la que trabajan, su origen, sus metas, sus valores y, en definitiva, su cultura, podrán sentirse más comprometidos con ella.
Si quieres construir un equipo altamente productivo, toma nota de estos consejos:
1. Escoge a personas con diferentes habilidades para cubrir todas las necesidades del equipo. Haz saber a cada miembro del equipo por qué ha sido escogido y cuál es su cometido.
2. Asegúrate de que cada miembro del equipo conocer cuáles son los objetivos y cómo estos contribuyen al éxito de la empresa. Explícales cómo su aportación individual favorece el éxito global de la compañía. Hazles sentir parte importante de los logros de la empresa.
3. Establece canales de comunicación abiertos. Es necesario que los miembros del equipo se sientan libres de comunicarse, lanzar ideas y opinar (siempre de manera constructiva) sobre lo que se está haciendo. Para ello es necesario que encuentren los canales de comunicación oportunos y un modelo de liderazgo en el que las ideas y las opiniones sean bienvenidas como herramientas para la mejora del desempeño.
4. Apoya a los empleados con dificultades. Somos humanos y, consecuentemente, pueden surgir problemas. No todos estamos al máximo rendimiento en todo momento y son muchos los factores (internos y externos) que pueden hacer que nos quedemos rezagados respecto al funcionamiento del grupo. Como líder, deberías dar un empujón a los miembros de tu equipo que veas más dispersos o atravesando dificultades. Dales la oportunidad de retomar el camino y proponles retos que les motiven y les pongan de nuevo en marcha. Fomenta una cultura de equipo basada en la ayuda y la colaboración entre sus miembros.
Y, por supuesto, ¡no te olvides de celebrar los éxitos de tu equipo! Por pequeños que sean, están contribuyendo al éxito de la empresa.