Desde hace ya mucho tiempo los conceptos de Renting y Leasing suenan de un modo u otro sobre todo en el ámbito empresarial. Es muy común encontrar a compañías de diferentes tamaños y nichos de negocio con contratos de renting y leasing para diferentes bienes a utilizar.
También, es muy común escuchar estos términos y no conocer realmente lo que significan o lo que implican para la compañía.
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¿Es solo para empresas? ¿Puede un particular hacer uso de estas alternativas?
La idea de este texto es arrojar un poco de luz sobre estas dos formas de contratación de bienes y servicios, sus diferencias y lo que mejor puede convenirte como empresa.
Tom nota y despeja todas las dudas sobre el Renting y el Leasing.
Principales diferencias entre leasing y renting
Para contextualizar un poco el tema, los términos renting y leasing podemos encajarlo en un escenario de necesidad de inversiones en bienes y servicios.
Ambas opciones ofrecen la posibilidad de utilizar un bien por un determinado tiempo, con diferencias sustanciales en pequeños detalles de importancia.
Las inversiones no son un momento cómodo pues se necesita de un préstamo o crédito para poder asumir gastos elevados derivados de la inversión. Además de la contrariedad y dificultad que puedan ponerte las entidades financieras para prestar el dinero.
Por suerte, puedes tener la posibilidad de acogerte a las opciones propias del arrendamiento, esta son las ya mencionadas fórmulas de leasing y renting.
En un principio, el propio nombre no saca de dudas, pero para eso estamos aquí y minimizar cualquier duda:
- Leasing. Se trata de un contrato de tipo financiero en el que una empresa cede un bien o servicio a otra, durante un tiempo determinado y pagando cuotas periódicas. Al final del contrato leasing que une a ambas partes, el arrendatario (el que disfruta del bien) puede comprarlo.
- Renting. Con el Renting tenemos una opción muy similar que el Leasing. En este caso la empresa cede un bien a otra empresa o particular, por un tiempo y con el pago de las pertinentes cuotas. Pero una de las grandes diferencias a tener en cuenta con el Renting, es que el arrendatario se debe de hacer cargo de los gastos derivados del bien y no tiene la opción de compra al finalizar el contrato.
Como puedes ver se trata de dos alternativas que casan muy bien con el ecosistema que se produce en una empresa, puede ser una buena forma de acceder a bienes que se necesitan por un tiempo determinado y siempre a un precio mucho más atractivo.
Las diferencias entre ambos conceptos, ayudan a tener claro qué es aquello que puede ser mejor para tus necesidades. Veamos algunas de las diferencias básicas:
- Mantenimiento. Esta es una de las grandes diferencias entre las dos formas de arrendamiento. En el Leasing, viene integrada la compañía que va a dar el servicio de mantenimiento del bien. Con el Renting estos gastos corren bajo el arrendatario, el cual deberá de pagar todo aquello que necesite para mantener el bien en perfectas condiciones.
- Tiempo. En el leasing la duración viene preestablecida, por lo general de dos años. No será posible anular el contrato. En el Renting lo normal son contratos de 1 a 5 años, en la modalidad renting fijo es posible cancelar el contrato en el momento que se desee. Por tanto se destaca una mayor flexibilidad en este último que en la modalidad de Leasing.
- Opción de Compra. Otra característica a tener muy en cuenta dependiendo de las necesidades de la empresa. En este caso, una vez finalizado el contrato de Leasing es posible comprar el bien, en el caso del Renting esta opción no es posible y no va a existir esta posibilidad.
- Finalidad. En el leasing el bien debe de estar vinculado a la razón o actividad económica de la empresa. En cambio con el Renting, no existe tal obligación, por tanto está más relacionado y destinado a particulares que a empresas.
También existe una gran diferencia en el tema fiscal y contable que trataremos en un apartado posterior.
Una vez conocido de forma sencilla en qué consisten los conceptos de Leasing y Renting queda saber cuál es aquel que se adapta mejor a las necesidades y características de tu empresa.
Qué te conviene como empresa
Teniendo en mente lo anteriormente comentado está claro que si nos referimos exclusivamente a la necesidad de bienes para la empresa, la propia definición de Leasing los deja muy claro: el bien debe de estar vinculado a la razón o actividad económica de la empresa.
No hay duda que para necesidades de la empresa la mejor opción es el Leasing, además de no estar obligado a quedarte con el bien. Esto es una gran ventaja para situaciones temporales de necesidad de producción o cualquier tarea que asuma un papel importante en la empresa por un periodo de tiempo determinado.
En cambio, con el Renting es posible disfrutar de un bien no necesariamente vinculado a la empresa. No hay posibilidad de comprar el bien, por lo tanto es importante saber que la alternativa es mejor para la empresa.
Este carácter flexible del Renting hace que sea, también, una de las opciones más interesantes para las empresas.
La elección depende de la finalidad del bien y del tiempo que se va a utilizar. Es importante tener planificado todo esto para poder elegir la opción que sea más rentable y efectiva.
Renting vs leasing: fiscalidad y contabilidad
Como hemos comentado con anterioridad, el tema fiscal y contable es uno de los puntos claves que facilitan la elección de un sistema de arrendamiento en Leasing o Renting.
Por lo tanto, es necesario conocer las ventajas fiscales o contables, veamos algunas de las connotaciones más interesantes a este respecto:
- Con el contrato de arrendamiento tipo Leasing, es posible deducir fiscalmente las cuotas incluyendo las amortizaciones, intereses, etc…
- Con el Renting sólo se deduce el valor de las cuotas propias del arrendamiento, disminuyendo el Impuesto de Sociedades… y no te quedas con el bien a efectos de Hacienda.
Es muy importante tener en cuenta todas las consideraciones relatadas en este artículo, pues son los pequeños detalles los que pueden marcar una buena toma de decisiones.