El reto de la desconexión digital

Cómo afrontar la desconexión digital es uno de los retos de nuestros tiempos. El masivo acceso a la tecnología que estamos viviendo hoy en día, hace que sea prácticamente imposible conseguir un aislamiento de los dispositivos que nos rodean.

De una forma u otra, la mayoría usamos la tecnología en el ámbito laboral, en nuestras casas o disfrutando del tiempo libre. El avance tecnológico ha supuesto un desarrollo de múltiples dispositivos digitales que se han ido introduciendo en nuestra vida cotidiana.

A los teléfonos móviles y ordenadores de sobremesa hay que añadirles los nuevos dispositivos como híbridos entre portátiles y tablets, smartwatch, electrodomésticos inteligentes y unos smartphones cada vez más dotados tecnológicamente, entre otros muchos.

Este tipo de aparatos están a nuestro alrededor cada vez más y, por tanto, es muy difícil evadirse de su influencia. Hoy en día podemos decir que siempre estamos conectados con el trabajo, la familia, los amigos y los medios de comunicación, estando cautivos del correo electrónico y las aplicaciones de mensajería instantánea.

El poder que tienen las nuevas tecnologías en nuestras vidas y su constante uso provoca efectos negativos relacionados con la salud mental y el bienestar. Pasamos tanto tiempo mirando pantallas que nuestra calidad de sueño se reduce en gran medida, descansando menos de lo que deberíamos y reduciendo la productividad durante el día, no solo en el ámbito laboral, también en el personal ya que dormir poco o mal nos hace sentirnos más cansados e irascibles.

Pero todo tiene solución, y este comportamiento es solo eso, una serie de acciones cotidianas que generan una conducta que se puede modificar y mejorar.

¿Cómo lidiar con la desconexión digital?

No contestar de manera inmediata, la primera acción a mejorar

Una de las primeras acciones que recomiendan los expertos es dejar de contestar a los mensajes en el momento. Y esto se debería de hacer en todos los ámbitos posibles.

Lo que se consigue con esto es dejar de estar constantemente pendiente de las notificaciones y también, reducir el nivel de ansiedad al intentar responder todos los mensajes de inmediato. En lo que se refiere al ámbito meramente laboral, tenemos que estar disponibles para realizar nuestras tareas en el horario correspondiente, pero una vez finalice, deberíamos desconectarnos de cualquier conexión con el trabajo.

Es decir, deberíamos dejar de responder emails, revisar documentos o coger llamadas en nuestros momentos íntimos y personales.

“Normalmente” las jornadas laborales son de 8 horas durante 5 días a la semana, no de 24 incluyendo sábados y domingos. Por lo que apagar los dispositivos relacionados con el trabajo al acabar la jornada es una buena opción para intentar llegar a la desconexión.

Estas pequeñas acciones no solo mejorarán el bienestar de nuestra mente, también harán que seamos más productivos. Si tenemos que responder inmediatamente a todas las notificaciones, llamadas y recados que recibimos al cabo del día, no podremos ejercer óptimamente nuestras funciones. Reduciendo las distracciones se rinde mejor.

Otro de los problemas que surge cuando la tecnología llega a un grado muy alto de implantación es que se pierde el contacto con las personas. Ya sea

  • En el ámbito social (hay menos llamadas telefónicas y menos reuniones debido a que es mucho más sencillo hablar por aplicaciones de mensajería instantánea)
  • En el laboral, las conversaciones cara a cara se están reduciendo. Si nos encontramos en el trabajo y tenemos que hablar de un tema con otra persona de otro departamento es mejor ir a visitarla y charlar con ella cara a cara que mandarle un simple correo electrónico. De esta manera mejoraremos las relaciones con otros compañeros y nos dará más dinamismo.

La hora de la comida es una franja horaria en la que también debemos centrarnos. Es una hora para descansar, disfrutar de la comida y desconectar durante un tiempo para volver con fuerza y ganas al trabajo. Si lo que hacemos es comer respondiendo emails y revisando el trabajo, estaremos sumando estrés y ansiedad a nuestro día.

Reducir el uso de dispositivos

Intentar reducir el tiempo que estamos ante una pantalla es otro de las acciones que podemos ir mejorando con el paso del tiempo. Con un pequeño esfuerzo ayudaremos a nuestro cuerpo a estar más relajado.

Como hemos comentado es muy difícil conseguir una desconexión total de los dispositivos tecnológicos, pero si queremos reducir las negativas consecuencias de su uso masivo tendremos que hacer un esfuerzo.

Para desconectar del trabajo lo mejor son las relaciones sociales. Una charla con unos amigos, una comida familiar o dar un simple paseo son ejemplos de situaciones que, dejando a un lado la tecnología, nos pueden venir bien para esa conseguir esa ansiada desconexión.

Este cambio en el comportamiento nos ayudará a sentirnos menos cansados y más relajados, sobre todo si lo hacemos en las últimas horas el día. Sustituir la pantalla del smartphone o de la televisión por un libro, por ejemplo, puede ser la clave de un mejor descanso y una alta calidad en el sueño.