¿Tienes un compañero extraordinariamente productivo? ¿Acabas la jornada con la sensación de no haber hecho todo lo que deberías? ¿Piensas que deberías mejorar tus niveles de productividad? Todos hemos tenido esa sensación alguna vez. Pero si estas sensaciones son una tónica habitual en tu jornada laboral, deberías tomar medidas para cambiar el rumbo de tu rendimiento.
Las personas muy productivas no tienen nada de extraordinario, sencillamente, han desarrollado hábitos que les permiten realizar sus tareas en menos tiempo que aquellos que no los tienen.
Toma nota de estos 6 sencillos hábitos, llévalos a la práctica y verás cómo entras en el deseado grupo de personas súper productivas:
1. Escribir los objetivos. Te aconsejamos que pongas por escrito tus objetivos. Al cabo del día recibimos una cantidad ingente de información y, a no ser que tengas una memoria extraordinaria y una excelente capacidad de concentración, alguno de tus objetivos a realizar en el día se traspapelará en tu cerebro y lo dejarás olvidado en un rincón.
2. Saber qué es exactamente lo que hay que hacer y el resultado que se espera de ello. El hecho de no saber cuál es exactamente nuestro cometido provocará que estemos realizando una tarea sin saber si vamos por el buen camino. Es necesario saber qué debemos hacer y cuál es el resultado final para, a medida que vamos desarrollando el trabajo, comprobar si lo estamos haciendo bien y vamos en el camino correcto. Actualmente contamos con un gran número de herramientas que nos permiten ir midiendo los resultados de los hitos que nos hemos marcado para alcanzar el objetivo. Establece los KPIs de tus tareas, diseña tu cuadro de mando y ¡mide si todo va por donde debería!
3. Diseñar un plan de acción antes de empezar. Sabes lo que tienes que hacer y cuál es el resultado que se espera. Antes de ponerte manos a la obra, diseña un plan de acción. Dibuja un camino a seguir para lograr tu objetivo y establece unos hitos en ese recorrido que te permitan ir alcanzando pequeños logros e ir midiendo los resultados. Si vas cumpliendo metas más cortas no tendrás la sensación de no estar siendo productivo porque, poco a poco, verás cómo vas recorriendo el camino. No te olvides de priorizar bien las tareas de tu plan de acción y nunca empieces por las de menor importancia. Jerarquiza tu lista de metas y vete primero a por las más complicadas y tediosas.
4. Releer los objetivos y el plan de acción. Si nos has hecho caso en los puntos anteriores, tendrás tus objetivos y tu plan de acción plasmados en un papel. Es un hábito muy sencillo pero tremendamente útil para saber si estás cumpliendo con tus planes o si, de lo contrario, tienes que retomar el rumbo que estás perdiendo.
5. Llevar a cabo el plan de acción, sin excusas. El hábito de cumplir cada día con las tareas marcadas en el plan te permite optimizar el valor de cada jornada laboral y de progresar en el cumplimiento de los objetivos. No te sientas tentado por la procrastinación y lleva a cabo todo aquello que te hayas marcado. Al final del día te sentirás mucho más satisfecho.
6. Hacer cada día una cosa. Quizá tienes varios proyectos entre manos, seguramente unos sean más prioritarios que otros pero, aun así, te aconsejamos que cada día trabajes en una meta de cada uno de los proyectos. Aunque veas que la fecha de entrega está alejada en el tiempo, vete adelantando cada día tareas de cada uno de tus proyectos prioritarios.
Como ves, son hábitos muy sencillos que, probablemente, todos conocemos en la teoría pero no todos llevamos a la práctica. Si quieres mejorar tu nivel de productividad laboral, ¡empieza a llevarlos a cabo desde hoy!