El invierno es una estación tan llena de eventos que lo convierten en una temporada emocionante. Las cenas y fiestas propias de la Navidad son la excusa perfecta para que descuidemos nuestra salud en vez de seguir con nuestras rutinas diarias.
Además, las bajas temperaturas pueden tener consecuencias negativas en la salud de las personas, especialmente si son mayores, niños o enfermos crónicos. Según la Comunidad de Madrid, el frío intenso también agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, los síntomas de las enfermedades reumáticas y favorece los resfriados, las infecciones bronquiales y la gripe.
La resaca postnavideña
Una vez terminadas las vacaciones navideñas, son muchos los que sufren una pausa en su motivación para mantenerse activos. El clima y los días más cortos tampoco ayudan demasiado, ya que suelen tentar más las tardes cálidas refugiados en el sofá que salir a hacer ejercicio.
Por otra parte, hay quienes comienzan a experimentar cierta ansiedad por los gastos acumulados durante la Navidad y temen enfrentarse a la famosa cuesta de enero, lo que les ocasiona gran estrés.
Esta serie de circunstancias puede sentar las bases para un sistema inmunitario debilitado lo que se traduce en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades.
Cuidar la alimentación
El clima más frío viene acompañado de una serie de riesgos que pueden pasar desapercibidos. Reconocerlos con anticipación es la clave para prevenirlos o, al menos, enfrentarlos según vayan surgiendo.
Además de estar asociada a ilusión y familia, la Navidad es una época caracterizada por los excesos gastronómicos. A continuación te proponemos algunos consejos relacionados con la alimentación que te ayudarán a mantenerte saludable durante los meses de invierno.
Necesidad de carbohidratos
Con el frío el cuerpo pide mayor cantidad de carbohidratos y alimentos reconfortantes. Esto es debido a que, tras consumirlos, aumentan los niveles de serotonina proporcionando al cerebro una agradable sensación de felicidad.
Para contrarrestar este efecto, es útil intentar disfrutar de un desayuno rico en proteínas a fin de mantener los niveles de energía durante toda la jornada.
Aumentar el consumo de fibra
La fibra soluble que puede encontrarse en la avena, las manzanas y las nueces es una excelente manera de ayudar al sistema inmunitario.
Asegurar la ingesta de 5 piezas de fruta o verdura al día es un hábito altamente beneficioso para la salud. En esta época apostar por las de color verde oscuro y naranja garantiza el aporte necesario de nutrientes, azúcares y grasas saludables.
Las espinacas, la col rizada, las acelgas, la calabaza, las zanahorias y la naranja resultan deliciosas y son una gran fuente de fibra. Tenlo en cuenta cuando salgas a comer a tu restaurante preferido.
Atesorar vitaminas
Consumir vitamina C durante el invierno ayudará al cuerpo a combatir los síntomas del resfriado. Por su parte, la vitamina D contribuye a complementar la falta de luz típica del invierno. Además ayuda a absorber otras vitaminas importantes como la vitamina A, el hierro y el calcio.
Por otro lado, un gesto tan sencillo como lavarse las manos con frecuencia es imprescindible para mantener la salud durante el invierno. No sólo ayuda a proteger el sistema inmunitario y evita que desarrolle gripe y resfriado, sino que también protege a los que nos rodean.
Tomar ácidos omega 3
Con la llegada del invierno y sus días más cortos, muchas personas sufren una sensación de desánimo que incluso puede desembocar en depresión. Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de grasa saludable que se encuentra en muchos alimentos tales como pescado, semillas y frutos secos. Sus propiedades los convierten en excelentes aliados para reducir los niveles de depresión, así como el dolor y la rigidez en las articulaciones.
Calentarte desde dentro
Una forma rápida y saludable de entrar en calor es tomando bebidas calientes como tés e infusiones. Algunas de ellas como la manzanilla pueden ayudar a calmar los nervios y, por extensión, a dormir mejor. Otras resultan excelentes por sus propiedades antioxidantes.
Antes de tomarlas hay que informarse sobre sus peculiaridades ya que pueden estar contraindicadas en algunos casos, por ejemplo durante el embarazo.
El ejercicio en invierno
Si bien las heladas u otras inclemencias meteorológicas pueden aumentar el riesgo de lesiones por caídas, el mayor riesgo para la salud es la alimentación desordenada y la falta de ejercicio. Por lo general, terminamos el mes de diciembre entre planes de viajes, finalización de proyectos y ultimando regalos, lo que hace que los hábitos saludables queden en un segundo lugar.
Por si fuera poco, el aire frío y desagradable también incita a pensárselo dos veces antes de ir al gimnasio o salir a hacer ejercicio.
Planificar los ejercicios con una semana de antelación
Saber con antelación lo que debemos hacer cada día ayuda a su cumplimiento. Por este motivo es bueno elegir un momento de la semana para organizar la rutina de ejercicios de los 7 días siguientes.
Si por cualquier motivo se complica salir al aire libre o asistir al gimnasio, hay muchos recursos en línea para salir del apuro desde el hogar.
Un buen descanso
Al acortarse la jornada, el cuerpo suele requerir mayor descanso para ajustarse a las horas del día. Una buena medida es utilizar las tardes más largas para relajarnos antes de ir a dormir. Por supuesto, hay que tratar de hacerlo temprano para descansar lo suficiente.
Si se empieza a sentir la tristeza, ansiedad y estrés propios del invierno es importante aprender a manejarlos de forma saludable. Caminar al aire libre siempre que el clima lo permita mejorará considerablemente los niveles de estrés. La meditación y la atención plena también son buenas prácticas para controlarlo.
Fomentar las relaciones sociales
Durante las vacaciones de Navidad es fácil encontrar cosas que hacer. Abundan los eventos navideños como desfiles, luces, ferias artesanales y, cómo no, la cabalgata de los Reyes Magos. Pero después de las vacaciones, muchas personas sienten ese descenso de actividad. Es el momento perfecto para retomar las relaciones sociales. Organizar tardes de juegos familiares, meriendas caseras o planificar una escapada con los amigos son algunos de los planes ideales para hacerlo.
Para mantenerse saludable y en forma durante la temporada de invierno es bueno tener presentes las pautas anteriores. La primavera llegará antes de que nos demos cuenta. Mientras tanto, presta a tu cuerpo la atención adecuada: tu salud te lo agradecerá.