Nosotros mismos hemos dedicado algún que otro post a la productividad laboral, dando claves y hablando de la importancia que tiene en el funcionamiento de las compañías. Pero hay que tener muy claro las diferentes acepciones que tiene la palabra productividad y como varían en función de la actividad que se realice y del momento en el que nos encontremos nosotros y nuestra empresa.
Existen muchos consejos, claves para llegar a ser un trabajador productivo y por lo tanto conseguir los objetivos que perseguimos pero el problema llega cuando nos centramos en la productividad como concepto y no en el objetivo final que perseguimos. He aquí algunos mitos que los profesionales de la materia creen que que se deben desterrar de nuestro día a día:
- Buscar una técnica infalible para almacenar tu correo electrónico: lo importante no es dar con un sistema infalible que agilice la búsqueda de e-mails en nuestra bandeja de entrada, sino apelar a la lógica cada vez que queramos llegar a un mensaje.
- Establecer prioridades: las prioridades no se establecen, se tienen o no se tienen, así que más vale hacer un reset de vez en cuando, de manera que dichas prioridades se reordenen de manera natural. Normalmente, la intuición a la hora de priorizar tareas es algo que funciona.
- Comenzar el día consultando la lista de tareas por hacer. Las tareas del día que tenemos por delante no deben determinarse a primera hora de la mañana, sino la víspera anterior, momento en que todavía nos queda cierto margen de flexibilidad para descartar aquellas que no sean urgentes o incorporar a la lista aquellas que han surgido en el último momento y hemos catalogado como prioritarias.
- Tomar pausas de manera regular. Uno no puede generalizar y aconsejar a los demás tomarse una pausa de cinco minutos por cada 60 o 90 minutos trabajados. Es posible que haya gente a quienes les funcione, pero también es probable que haya quienes prefieran enfrascarse en un asunto durante tres o cuatro horas seguidas hasta darlo por finiquitado, o quienes tras 30 minutos de concentración absoluta necesiten un break. En cualquier caso, no fuerces o pospongas los descansos en función a las estadísticas y tómate un respiro cuando realmente sientas que lo necesitas.
- Actuar de inmediato. Uno no debe ponerse manos a la obra en cuanto se le asigna una tarea, sino que debe terminar aquella en la que estaba concentrado para pasar página y centrarse por entero en la siguiente. De lo contrario, no estaremos respondiendo ante las demandas, sino reaccionando, sin más.
- Administrar el tiempo. Estadísticamente, está comprobado que todos tenemos entre dos y tres horas diarias donde damos lo mejor de nosotros mismos y somos más productivos, creativos y proactivos. Debemos reconocer cuándo nos sentimos así para obrar en consecuencia y distribuir las tareas en función de nuestros propios ritmos.
Fuente: equiposytalento.com
Foto: grupoapc.com