Casi es Navidad y muchas empresas ya han iniciado diversas acciones que permiten recompensar a los empleados su esfuerzo durante el año. Sin embargo, existen muchas formas de retribución que permiten premiar ese trabajo sin tener que recurrir al regalo económico y que, no obstante, contribuyen a la labor de fidelización que desarrollan las compañías con sus trabajadores. Entre ellas, destacan acciones encaminadas a ofrecer facilidades y beneficios sociales vinculados a la conciliación familiar o la introducción de hábitos de vida saludable a través del deporte o la comida.
Varios estudios han demostrado que recompensar a los empleados, como una forma de reconocimiento laboral, supone un aliciente a la hora de mantenerlos motivados y, por tanto, productivos, en la empresa. Es por ello que, en fechas como en Navidad, las compañías se afanan por ofrecer a sus trabajadores incentivos que trabajen en la consecución de esos objetivos.
Sin embargo, algunos de los fallos que las empresas cometen a la hora de crear y repartir estas recompensas en sus plantillas de trabajo residen en el incumplimiento de tres puntos básicos sobre los que debe basarse este tipo de retribuciones:
1. Adecuación de la recompensa a la persona a la que se destina.
2. Equidad entre la calidad del premio y los éxitos alcanzados.
3. Regalos no generalistas y personalizados.
Para ello, en Up SPAIN recomendamos hacer investigaciones internas que permitan conocer en profundidad los gustos, aficiones y hobbies que tienen los trabajadores ya que, dicha información, va a permitir adaptar los premios en función de sus deseos y/o necesidades.
Premiar a un empleado con una acción y que no sea percibida como un beneficio o que ésta le resulte escasa, en comparación al mérito por el cual se le está premiando, puede proyectar la imagen de que la empresa no entiende a sus trabajadores o que sólo los ve bajo criterios de productividad y no como personas individuales, con gustos y preocupaciones diferentes.
Para evitar este tipo de situaciones, sugerimos que las felicitaciones se hagan de forma personal o que, al menos, el mensaje que se vaya a enviar muestre que se está felicitando a esa persona en concreto. También, resulta importante hacer público ese reconocimiento con el objetivo de que ese espíritu, de avance y mejora, impregne al resto de la plantilla de trabajo.
Existen dos tipos de retribución: la explícita, realizada a través de acciones concretas, dirigidas y visibles como pueden ser los cheques gourmet, dar facilidades a los empleados con hijos en su acceso a un servicio de guardería etc.; y la implícita, la cual trabaja en la línea de la gratificación diaria y que se basa en elogios o agradecimientos directos por un trabajo, la aportación de una idea o una opinión.
Ambas formas son importantes ya que, la primera, permite proyectar de forma clara y concisa el mensaje de que la empresa se preocupa por el bienestar de sus empleados y, la segunda, porque redunda en la creación de un ambiente laboral más agradable, ameno y donde se trabaja la recompensa como algo constante y no puntual. Demuestra, por tanto, que la compañía no sólo invierte en ese bienestar como algo extraordinario, al alcance de unos pocos, sino que también, reconoce el esfuerzo diario que sus empleados dedican diariamente