¿Sabes gestionar los conflictos laborales?

¿Cómo es tu día a día en la oficina? ¿Te llevas bien con tus compañeros? ¿Suele haber algún conflicto? La verdad es que la vida en la oficina no es tan idílica como nos gustaría. Pasamos muchas horas en ella y todos somos muy diferentes y pueden ocurrir situaciones que nos hagan perder la paciencia y tener un conflicto con un compañero. Existe la rivalidad, los malos entendidos, las discrepancias…

Como este tipo de situaciones pueden surgir en cualquier momento, y con cualquier compañero, incluso el jefe, lo mejor será no perder la calma.

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La primera solución cuando surgen los problemas es la comunicación. Realmente el conflicto no surge porque sí por lo que habrá que buscar el origen del malentendido. Hay que estar siempre atentos y actuar en cuanto surjan signos de alarma. Las conversaciones cara a cara con los miembros involucrados pueden contribuir a prevenir la crisis. Cada cual debe exponer sus motivos e intentar llegar a un acuerdo para evitar que se agrave más.

Hay que controlar las emociones. Pero aunque a primera vista todos podemos decir que seremos capaces, pocos lo hacen. Cuando nos sentimos atacados de forma injustificada por un compañero la primera reacción es defendernos. Para que nos entendamos, cuando algo así pase, debemos tener claro que cuando sientas que estás a punto de perder los estribos, interiorices su enfado y trates de “morderte la lengua”. Respirar profundo y reflexionar sobre si el enfado merecerá la pena o no.

Un problema muy frecuente es que choquemos muy a menudo con algún compañero con el que tenemos una total incompatibilidad. La opción sabia es evitarlo, pero si estáis obligados a trabajar juntos, lo mejor es limitar el contacto lo estrictamente necesario y siempre con educación.

Si el conflicto llega a un punto en que no toma ninguna dirección, no existe oportunidad de negociación, lo mejor es recurrir a un tercero, objetivo e imparcial. Con otro punto de vista totalmente fuera del problema, quizá se llegue a un entendimiento.

Antes de meternos en conflictos laborales que no sirven para nada un par de consejos, no juzgar y expresar con tacto nuestras necesidades. La cuestión es hacerlo todo de la manera más clara y educada.

¿Alguna vez te has visto envuelto en un conflicto?

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