¿Se acaba el mundo si apagamos nuestro móvil?

A esta pregunta muchos de nosotros no podemos contestar por desconocimiento absoluto. Creo que poca gente lo podría hacer. ¿Quién se atreve a despegarse de su smartphone por unas horas? ¿Quién es el valiente que comprueba si el mundo sigue funcionando si no estamos conectados? Y es que los aparatos electrónicos llegaron a nuestras vidas para quedarse. Y vaya que si lo han conseguido.

Su uso puede estar ligado a una mayor conciliación laboral y personal, pero también a no poder dejar el trabajo en ningún momento del día. Recibimos el correo, hablamos con nuestros compañeros… durante la jornada laboral es una herramienta imprescindible, pero el problema llega cuando lo es durante el resto del tiempo.

Hace unos meses el gobierno de nuestros vecinos los franceses anunció la obligación de apagar el móvil durante 11 horas al día a consultores e ingenieros que ocupen cargos de responsabilidad en el país. Lo que buscaban con esta medida, con la que muchos temblarán, es no superar las horas de trabajo fijadas en la jornada laboral. Vamos, desconectar, para que nos entendamos.

Se quiere luchar contra lo que la OMS ha definido como “epidemia mundial”, el estrés laboral. Curioso es todo este asunto porque como comentamos al comienzo, las nuevas tecnologías eran consideradas que podían estar de parte de la conciliación laboral y familiar. Por ejemplo, consiguiendo el teletrabajo, es decir, poder trabajar desde casa, mantener reuniones virtuales, etc.

Se abre un debate que requiere de reflexión a nivel personal y a nivel colectivo, porque seamos sinceros, depende de uno mismo el aprender a desconectar del trabajo y organizar su tiempo, al igual que el correcto uso de las nuevas tecnologías. Buceando por la red hemos encontrado casos reales de personas que cuentan cómo es su relación con la tecnología en un artículo de Compromisorse. Hemos pensado que podría ser interesante compartirlo.

Arturo Castro / 39 años / Empresario

“Hoy en día con el móvil estamos todo el día conectados. Y no sólo el teléfono, también iPads, tablets, ordenadores… Por desgracia es así, y por eso me llevo trabajo a casa. Ahora en Francia ha salido una ley que limita estas sobrecargas de trabajo y estaría bien que se aplicase aquí, porque si nosotros mismos no sabemos conciliar la vida laboral y la personal quizá necesitamos una ley que nos obligue a hacerlo. Creo que depende de nosotros y que responde a una cuestión de tiempo, para que no se nos acumule todo el trabajo de golpe”

Nil Sanmartí / 21 años / Periodista en prácticas

“Siempre estoy usando el móvil y la tecnología porque no tengo un horario fijo. Muchas de las tareas diarias, ya sean de producción a través del teléfono o para establecer contacto usando las redes sociales, las realizo fuera del horario laboral estricto. Sin embargo, aunque tiendo a mezclar la vida profesional y la personal, tengo momentos en los que me obligo a parar y puedo desconectar sin problemas, sobre todo en vacaciones”

Albert Coll / 30 años / Autónomo

“Cuando acaba la jornada laboral sigo utilizando aparatos tecnológicos. Creo que es positivo para la vida profesional ya que estás más disponible. Aunque te llenas de estrés y es negativo para la vida personal, que se complica un poco más: estas siempre disponible, más si trabajas para uno mismo como yo, y te pasas las 24 horas al teléfono”

Anna Cortijo / 50 años / En paro

“Consulto mucho el móvil e Internet, prácticamente para todo. Incluso cuando llego a casa tengo el móvil siempre conectado, las 24 horas, porque tengo hijos y me gusta saber de ellos y estar conectada, sobre todo a través del whats app. Sin embargo creo que deberíamos desconectar, sobre todo a mi edad, porque hay tiempo para todo. Yo personalmente me puedo permitir el lujo de desconectar cuando me apetece, ya que no trabajo actualmente y no tengo la obligación de estar siempre conectada”

Y tú, ¿te atreves a probar si el mundo sigue girando? Cuéntanos cuál es tu relación con el móvil o los diferentes aparatos tecnológicos.

Fuente: compromisorse.com

Foto: vientosdeequidad.es